Artículo: La Globalización y los adolescentes

Publicado Originalmente en Periodico Imagen de Veracruz el 27 de Junio del 2011
con el título:

"Identidad Global"
L.C.C. Miguel Eugenio Mora Pérez

La globalización es un fenómeno mucho más antiguo de lo que parece. En el pasado se daba con los viajes mercantiles que se hacían en barcos o a pie, pero en la actualidad el término no es solamente aplicable a elementos comerciales, aunque ahí tuvo su origen. Siempre se le ha relacionado con campo económico pero realmente es mucho más que eso. Al día de hoy, nuestras formas de comunicación son más avanzadas gracias a la Internet, esa supercarretera de la información con la cual lo mismo se puede descargar un libro descontinuado, comprar productos exóticos, conocer música de otros países o aprender idiomas.
La Internet vino a terminar con la humanidad y las fronteras como las conocíamos, es la verdadera Bomba H. Globalización, extraño proceso que se antoja bipolar cuando se observa a grupos musicales japoneses tocar ska (fusión del rock con cumbia), a la par que se consume sushi en Paseo de la Reforma.
Las conquistas ya no se dan con las armas, sino con presiones económicas --dada la nueva economía global-- y con los medios de comunicación, que al difundir los principios del “american way of life” imponen estereotipos de belleza y éxito. La invasión ideológica es ahora la más fuerte y no se trata de enviar a otros países hordas y hordas de soldados armados hasta los dientes, sino de horas y horas de estar en familia compartiendo programas de televisión, cine o música.

La telaraña que conlleva la globalización es en extremo compleja, ya que también involucra cambios fundamentales en la identidad de las personas. Por ello resulta inexacto hablar de medios masivos de comunicación en este mundo globalizado, cuando más bien son verdaderos consorcios-imperios-conglomerados de comunicación que tienen como fin último expandir sus alcances no sólo en los medios clásicos, sino también llegar a utilizar desmesuradamente medios electrónicos de vanguardia-- hasta caricaturas, claro está, pasando por videojuegos, libros o bebidas juveniles que se promocionan por los canales anteriormente citados.

Para estos imperios de comunicación, la globalización, con toda su charada de señales satelitales de “última generación”, ha servido para que en lugar de reflejar lo que ocurre en otras partes del mundo --la búsqueda de diversas visiones-- más bien ofrece “lo mismo, pero en otro idioma”. Entendiéndose perfectamente que las empresas tienen como fin último el fusionarse, expandiendo su cobertura (en señal o tiraje) y servir como gestores de la opinión pública, ya sea de una manera deliberadamente abierta (por ejemplo con los noticieros) o velada (con los programas de entretenimiento).

Parece que vivimos en una era donde la saturación de la información es una constante, es innegable que antes se vivía de una manera más lenta. De alguna manera nos hemos vuelto sociedades adictas a la “interconectividad” y a la “comunicación instantánea”. Aspectos que pueden convertirse en neurosis y ansiedad informativa, principalmente en los jóvenes que hoy en día tienen entre 16 y 21 años, la llamada “Generación Y”. Ellos tienen una libertad inusitada para elegir, pero no importa ni “qué” ni “para qué”, además, carecen de una conciencia política profunda, (aunque creen que logran un “gran cambio social” al asistir a conciertos como Live 8, o a al circo mediático que implica la banda U2 en cada presentación).

Pero realmente a este arquetipo de adolescente global la política le importa poco, por lo que la apatía, el desinterés y el desgano en temas de interés público no se hacen esperar. Si bien los sujetos pertenecientes a la “Generación X” tenían una ideología de auto marginación (elegida o no), la nueva generación posee un abstracto y singular sentido de pertenencia y adecuación a las grandes empresas y marcas multinacionales. De igual manera a las tecnologías de la información y comunicación, ya que para ellos estas “siempre han estado ahí”, motivo por el cual las sienten como parte integral de su ser.

El adolescente global que buscan crear los consorcios mediáticos es un ente que devora los contenidos presentados en los mismos (ya sea música de MTV o Best Sellers globales creados a base de feroces campañas mercadológicas en el ámbito de los libros). Todo esto hace pensar que la alienación es el alma profunda, el centro neurálgico del sueño corporativo que representa el esquema del joven globalizado, una utopía tras la cual las fronteras de las naciones han desaparecido y las personas pueden hablar de cualquier tema y tienen muchas cosas triviales en común, a pesar de proceder de naciones distintas.

Ciertamente aquellas personas pertenecientes a la generación Y son casi ciudadanos globales, y sin duda están llamados a convertirse en un sólo ente mundial, pero todos aquellos que tenemos más edad que ellos tendremos que guiarles más allá de las apariencias superficiales que pretenden aglutinarse en el arquetipo del adolescente globalizado y hacer que la juventud vuelva a ser una verdadera fuerza de cambio social que no se ha visto desde los años 60. Espero que así sea.


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