Artículo: Noticiarios televisivos y el drama de su representación

Publicado Originalmente en Periodico Imagen de Veracruz 23 de Agosto del 2010
con el título:

"El dramatismo en los noticiarios televisivos"
L.C.C. Miguel Eugenio Mora Pérez
 
 
Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Adolfo Hitler en la Alemania Nazi comentó alguna vez que los medios de comunicación repiten una mentira hasta que se convierte en verdad. Y es que en estos días donde predomina la nueva mitología, la creación de nuevos héroes y villanos con base a nuestras concepciones televisivas de la identidad.
 
Estas realidades mediatizadas hacen culto a la imagen, al verse guapo o bonita, a estar la moda y hacer más caso a la forma de expresión que al contenido de los mensajes. De hecho, dependiendo de en qué medio se encuentren los actores políticos, deportivos, del espectáculo y demás, es que se les va a dar cierta cantidad de veracidad a su mensaje, aunque éste carezca de un fondo y sustento verdadero.


En el génesis de la televisión, en los años 50 del siglo XX, este nuevo medio de comunicación era la excusa perfecta para propiciar el contacto humano. Las familias se reunían a su alrededor, se invitaba a los amigos a mirar los programas y en los cortes comerciales se conversaba con los invitados y familiares. En estos días la situación es diametralmente opuesta, la televisión es el pretexto ideal para evitar el contacto humano. En lugar de que la familia cene y platique sobre su día, las personas cenan o bien mirando la televisión o cada quien en su habitación. En la actualidad hay por lo menos 2 televisores en las casas de nuestro país.

La televisión tiene como ventaja que el sonido y la imagen ya están reunidas en un solo medio de comunicación. Y sin duda alguna es el más emocionante, gracias a la capacidad de integrar música de fondo para subrayar las emociones y sentimientos que presenta la imagen. Esto facilita la manipulación de los mensajes televisivos. Así, la televisión le ahorra al público el trabajo de pensar, de imaginar las situaciones. La tiranía de la imagen incuestionable que plantea la televisión es difícil de romper, o al menos quebrar.

Los noticiarios televisivos se valen de imágenes y sonidos para tocar las emociones del público. Este aspecto se lleva mucho más a fondo en los Estados Unidos, ya que las noticias se narran de manera muy deportiva, con música tipo acción y con cortes de edición rápidos, marcando un ritmo veloz. Al presentador de noticias se le conoce como “Anchorman”, hombre ancla, ya que es aquel que se encarga de servir como portavoz de todos los otros reporteros, es sin duda, el rostro más reconocido de la noticia. Estos líderes de opinión sirven como mediadores y figuras que se encargan de hacer propias las problemáticas que están presentando.

Y es que la televisión vuelve a todos actores. Hay un aire muy especial, una pose fotogénica que todas las personas adquieren, aunque sean gente “común y corriente”. Su carisma se dispara hasta las estrellas, brillan, pero ahora por sí mismos, los reflectores son sólo su sombra.

Las notas televisivas en los noticiarios en temporada electoral se ven reducidas a episodios diarios cargados de drama, de amor, de puñaladas por la espalda y acuerdos en lo público y en lo privado. A lo largo de los meses el espectador-votante se encuentra en medio de ese melodrama, esa auténtica telenovela “real” que se vive entre los partidos políticos.

El riesgo de que los noticiarios televisivos presenten noticias con tratamiento melodramático es que se va perdiendo el sentido de la realidad. En el atentado a las torres gemelas de Estados Unidos el público televidente no sabía si estaba viendo una película o si la tragedia era real. Después de todo, ya su gobierno los había engañado con la supuesta llegada a la luna a finales de la década de los 60, ¿cómo garantizar que aquello no era otra mentira?.

La creación de una opinión pública responsable y fundamentada es el resultado de una ciudadanía que investiga en diferentes medios de comunicación y saca sus propias conclusiones. Solamente así el auditorio podrá ejercitar su objetividad en el tratamiento de la información, para así romper el juego de máscaras que es la representación televisiva. El mismo Joseph Goebbels dijo también que “más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil”, reflexionemos en ello.

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