EDUCACION
DE PRINCIPE
Los
cronopios no tienen casi nunca hijos, pero si los tienen pierden la cabeza y
ocurren cosas extraordinarias. Por ejemplo, un cronopio tiene un hijo, y en
seguida lo invade la maravilla y está seguro de que su hijo es el pararrayos de
la hermosura y que por sus venas corre la química completa con aquí y allá
islas llenas de bellas artes y poesía y urbanismo. Entonces este cronopio no
puede ver a su hijo sin inclinarse profundamente ante él y decirle palabras de
respetuoso homenaje.
El
hijo, como es natural, lo odia minuciosamente. Cuando entra en la edad escolar,
su padre lo inscribe en primero inferior y el niño está contento entre otros
pequeños cronopios, famas y esperanzas. Pero se va desmejorando a medida que se
acerca el mediodía, porque sabe que a la salida lo estará esperando su padre,
quien al verlo levantará las manos y dirá diversas cosas, a saber: —Buenas
salenas cronopio cronopio, el más bueno y más crecido y más arrebolado, el más
prolijo y más respetuoso y más aplicado de los hijos! -
Con
lo cual los famas y las esperanzas júnior se retuercen de risa en el cordón de
la vereda, y el pequeño cronopio odia empecinadamente
a su padre y acabará siempre por hacerle una mala jugada entre la primera
comunión y el servicio militar. Pero los cronopios no sufren demasiado con eso,
porque también ellos odiaban a sus padres, y hasta parecería que ese odio es
otro nombre de la libertad o del vasto mundo.
PAÑUELOS
Un
fama es muy rico y tiene sirvienta. Este fama usa un pañuelo y lo tira al cesto
de los papeles. Usa otro y lo tira al cesto. Va tirando al cesto todos los
pañuelos usados. Cuando se le acaban, compra otra caja.
La sirvienta recoge los pañuelos y los guarda para ella. Como está
muy sorprendida por la conducta del fama, un día no puede contenerse y le
pregunta si verdaderamente los pañuelos son para tirar.
-Gran idiota- dice el fama-, no había que preguntar. Desde
ahora lavarás mis pañuelos y yo ahorraré dinero.
Versión en audio: https://youtu.be/l9ocYqc8Mds
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