Artículo: ¿Qué es el amarillismo en la prensa?

Publicado originalmente en el periódico Imagen de Veracruz el 22 de Mayo de 2012
con el título:

¿Qué es el amarillismo en la prensa?

L.C.C. Miguel Eugenio Mora Pérez, M.M.P

Los reporteros, como personas que ayudan a crear la opinión pública, son personas que tienen un poder muy especial, pueden destruir o glorificar con su palabra. Fue el periodista norteamericano William Radolph Hearst (1863-1951) quien acuñó término “amarillismo” siendo dueño de una poderosa red de diarios y revistas. Él, junto al caricaturista Richard Outcault crearon el personaje llamado “Yellow Kid” (niño amarillo) que a menudo proporcionaba informaciones falsas para atraer al público lector y que era publicada en The New York Journal periódico a una sola tinta de color amarillo. Hearst era el rival de Joseph Pulitzer (1847-1911) y de su periódico The New York World. 

Este tipo de pseudos-periodismo también llamada “prensa amarilla” crece en el seno de la afamada sociedad civilizada, nutriéndose de la curiosidad malsana, del humor negro y del morbo. Pretende explotar las emociones, las sensaciones de horror, repudio y en algunos casos la lástima. Y para ello presenta la información de manera tendenciosa, irracional y no verificada. Valiéndose de la ingenuidad, ignorancia y, en ocasiones, hasta de la posible falta de estudios por parte del lector, subestimando su inteligencia. Este forma de periodismo abusa en forma relevante de la “libertad de prensa” convirtiendo lo más crudo de la realidad en una narración agresiva, espectacular y tensa. 

Una de las principales causas de la aparición del amarillismo fue la falta de información para la creación de una nota periodística. De tal forma que si se suscitaba un acontecimiento pero se carecía de la información suficiente es que el periodista se veía en la necesidad de hacer una reiteración de golpes de efectos, es decir ser reiterativo en partes específicas que le hicieran parecer más descriptivo y causar un tipo de conmoción y asombro, narrando detalladamente la acción y a las personas que intervenían en esta, para no sólo darle un tono más dramático a la pieza, sino también hacerla más extensa y cobrando una importancia aparente. Con esto se da una tendencia a informar a través de modalidades dramáticas para causar impacto, aplicando la escenificación, impresión y sensaciones.

La nota adquiere entonces el tono de “novela trágica”. Las lógicas de la narración de la información son ordenadas para causar impacto en el público, fascinando y dando un toque victimario. No sólo se trata de mostrar sentimientos y culpas sino que también se hace hincapié en problemas personales y psicológicos tanto de las víctimas como de los victimarios. Toda vez que se juega con la ironía y el humor negro al hacer uso de adjetivos que despiertan esas emociones, siendo la manipulación de los títulos un elemento muy frecuente, al igual que las fotografías impregnadas de sangre y muerte, al más mero estilo de película gore.

Los periodistas amarillistas poseen mucha información no oficial, y cuentan con un gran abanico de contactos. Además, suelen llegar mucho antes que la policía en áreas donde la seguridad es baja e inexistente, así que varias veces saben más que las fuerzas oficiales.

Con todas estas características, la prensa amarilla tiene un público seguidor muy fiel, sin embargo, la ética profesional de quienes se dedican a este tipo de publicaciones deja mucho que desear, oponiéndose a los principios de veracidad y respeto a la dignidad humana. Como todo medio de comunicación, este existe porque es un negocio. En otras palabras, debido a que deja ganancias a sus dueños toda vez que existe un público consumidor bien determinado. Si queremos que en nuestro país exista una mejor calidad en la información, hay que empezar evitando este tipo de pseudo periodismo que es dañino para toda la sociedad.