Discursos Clásicos: Cambio Climático (Al Gore)
Discurso de Al Gore pronunciado en Oslo el 10 de Diciembre de 2007
durante la entrega del Premio Nobel. En este discurso, Al Gore pone de manifiesto
la urgencia de tomar acciones inmediatas y eficaces para detener los efectos
del conocido Cambio Climático:
"Majestades, su Alteza Real Honorables miembros del Comité Noruego Nobel,
Excelencias, señoras y señores. Tengo un propósito hoy aquí. Es un propósito al
que he tratado de servir durante muchos años. He rezado para que Dios me
mostrara una forma de realizarlo.
A veces, sin previo aviso,
el futuro golpea a nuestra puerta con una valiosa y dolorosa visión de lo que
podría ocurrir. Ciento diecinueve años atrás, un rico inventor leyó su propio
obituario, erróneamente publicado años antes de su muerte. Pensando
equivocadamente que el inventor acababa de morir, un diario publicó un duro
examen del trabajo de su vida, titulándolo injustamente “el mercader de la
muerte” debido a su invento, la dinamita.
Sacudido por esta condena, el inventor tomo la
decisión de servir a la causa de la paz. Siete años después, Alfred Nobel creó
este premio y otros que llevan su nombre.
Mañana, hace siete años,
leí mi propio obituario político en un análisis que me pareció duro y
equivocado, si no prematuro. Pero ese veredicto no querido también trajo un
valioso y doloroso regalo: una oportunidad para buscar formas nuevas y frescas
de servir mi propósito.
Inesperadamente, ello me
ha traído acá. Aunque temo que mis palabras no estén a la altura de este
momento, rezo para que lo que siento en mi corazón pueda serles comunicado lo
suficientemente claro para que aquellos que me escuchen digan “debemos de
actuar”.
Nosotros, los seres
humanos, estamos enfrentando una emergencia planetaria. Una amenaza a nuestra
subsistencia que esta ganando siniestro y destructivo potencial mientras
estamos aquí reunidos. Pero también hay noticias esperanzadoras: tenemos la
habilidad para resolver esta crisis, y para evitar sus peores consecuencias, si
actuamos de forma valiente, decidida y rápida.
Sin embargo, a pesar de un
creciente número de honorables excepciones, demasiados líderes mundiales siguen
siendo mejor descritos por las palabras de Winston Churchill aplicadas a
quienes ignoraron la amenaza de Adolfo Hitler: "Continúan con extrañas
paradojas, sólo deciden seguir indecisos, acuerdan seguir en desacuerdo, firmes
en patinar, sólidos en la fuidez, y todos, poderosos en impotencia."
Así que hoy día botaremos
otros setenta millones de toneladas de polución en la delgada capa de atmósfera
que rodea a nuestro planeta, como si se tratase de un desagüe abierto. Y mañana
botaremos una cantidad un poco mayor, que atrapará más y más calor del sol.
Como resultado, la tierra tiene una fiebre. Y la fiebre está creciendo. Los
expertos nos han dicho que la enfermedad no se curará por si sola.
Hemos preguntado por una
segunda opinión. Y por una tercera. Y por una cuarta. Y la consistente conclusion,
reiterada con creciente alarma, es que algo fundamental está mal. Nosotros
somos lo que está mal, y debemos corregirlo. El pasado 21 de setiembre,
mientras que el hemisferio norte se alejaba del sol, los científicos reportaron
con inédita angustia que la capa de hielo del Polo Norte está “cayendo por un
precipicio”.
Un estudio estima que el
hielo del Polo Norte podría desaparecer por completo en menos de veintidós
años. Un nuevo estudio, que será presentado por la marina norteamericana esta
semana, nos advierte que esto podría pasar en tan solo siete años. Siete años a
partir de ahora.
En los últimos meses, se
ha vuelto más y más difícil malinterpretar las señales que nuestro planeta nos
está dando. Ciudades importantes en Norteamérica y Sudamérica, Asia y Australia
están casi sin agua debido al masivo deshielo de glaciales. Granjeros
desesperados están perdiendo su modo de vida.
Personas en el Ártico y en
las islas del Pacífico están planeando evacuaciones lejos de los lugares que
durante mucho llamaron hogar. Incendios sin precedentes están obligando a medio
millón de personas a salir de su país, y causó una emergencia nacional en otro,
que casi ocasiona la caída del gobierno.
Los refugiados climáticos
han migrado a áreas habitadas por personas con diferente cultura, religión y
tradición, incrementando el potencial de conflicto. Tormentas cada vez más
fuertes en el Pacífico y en el Atlántico amenazan a ciudades enteras. Millones
han sido desplazados por masivas inundaciones en el sur de Asia, México y
dieciocho países de África.
Mientras las temperaturas
extremas se han incrementado, decenas de millones han perdido su vida.
Imprudentemente, estamos quemando y acabando con nuestros bosques, y llevando a
más y más especies a la extinción. La red misma de la vida de la dependemos
está siendo amenazada.
El mundo necesita una
alianza, especialmente entre los países en los que más pesan en la balanza.
Saludo a Europa y Japón por los pasos que han tomado en años recientes para
enfrentar el reto, y al nuevo gobierno de Australia, que ha hecho de la
solución de la crisis climática su primera prioridad.
Pero lo que venga será
influenciado decisivamente por dos naciones que ahora están fallando en hacer
lo suficiente: Estados Unidos y China. Mientras que India está creciendo en
importancia, queda absolutamente claro que son los dos emisores de CO2 más
grandes – en especial mi propio país – los que necesitan dar los pasos más
decididos, o, caso contrario, enfrentar a la historia por su incapacidad para
actuar. Ambos países deben dejar de usar la conducta del otro como excusa y, en
su lugar, desarrollar una agenda para la supervivencia mutua en un medio
ambiente compartido.
Estos son los últimos años
de decisión, pero pueden ser los primeros años de un mejor y más brillante
futuro, si es que hacemos lo que debemos. Nadie debe creer que una solución
será encontrada sin esfuerzo, sin costo, sin cambios. Debemos saber que si
queremos recuperar el tiempo perdido y hablar nuevamente con autoridad moral,
entonces estas son las duras verdades: El camino por delante es difícil.
Lo que actualmente creemos
que es factible de hacer es aún muy poco para lo que en realidad debemos hacer.
Además, entre aquí y allá, a través de lo desconocido, la sombra cae. Eso es
otra forma de decir que debemos de expandir nuestras fronteras de lo posible.
En palabras del poeta español, Antonio Machado, “caminante, no hay camino, se
hace camino al andar”. Estamos parados en la parte más definitoria del camino.
Así que quiero terminar como
empecé, con la visión de dos futuros, ambos palpablemente posibles, y con la
pregaria de que veremos con gran claridad la necesidad de elegir entre esos dos
futuros, y con la urgencia de tomar la decisión adecuada ahora mismo.
El gran escritor noruego, Henrik
Ibsen, escribió “uno de estos días, la generación más joven vendrá a tocar a mi
puerta”. El futuro está tocando a nuestra puerta ahora mismo. No se equivoquen,
la siguiente generación nos preguntará una de estás dos preguntas. O nos
preguntará “¿en qué estaban pensando, por qué no actuaron?”.
O, por el contrario, nos
preguntará “como hicieron para encontrar el coraje moral para levantarse y
resolver exitosamente una crisis que muchos decían era imposible de resolver?”.
Tenemos todo lo que necesitamos para empezar, excepto, tal vez, voluntad
política. Pero la voluntad política es un recurso renovable. Así que
renovémosla, y digamos todos juntos: “Tenemos un propósito. Somos muchos. Por
este propósito nos levantaremos y actuaremos”.
Comentarios
Publicar un comentario