Artículo: ¿Comunicador o Comunicólogo?
¿Comunicador o Comunicólogo?
L.C.C. Miguel Eugenio Mora Pérez
Publicado Originalmente en Periodico Imagen de Veracruz 2 de Agosto del 2010
Los medios masivos de comunicación toman aspectos de la realidad y la recrean, son un espejo medianamente fiel de lo que acontece en la cotidianidad de la vida. Esta capacidad creadora los ha hecho participes de diversas controversias desde la aparición de la antigua imprenta, ya que siempre se presentará una visión fragmentada de la realidad. Recordemos que al estar presente la voluntad de un creador (camarógrafo, escritor, o lo que sea), se van a ir seleccionando aspectos de la vida real según el creador lo considere pertinente. Estos motivos pueden responder a diversas cuestiones como preferencias, ideología personal o conceptos de mercado. Esta situación tal vez sea la que pone entre dicho la labor de estos profesionistas.
Actualmente existe una "desprofesionalización del oficio" ya que como el objeto de estudio de las ciencias de la comunicación está tan casado con la tecnología, el aumento de los aparatos electrónicos y la necesidad de gente que los sepa manejar, ha hecho que el comunicólogo se vuelva más bien un operador de máquinas, "es sencillamente un comunicador" así lo considera Roberto Follari, estudioso de la comunicación.
A decir verdad, se pretende que el comunicólogo sea el científico de la comunicación social, que su labor vaya más allá de la operativa de redactar un texto o dirigir un documental, para constituirse en un investigador del discurso y de los procesos comunicacionales.
Existen cuatro ideologías que predominan en las escuelas de comunicación, la primera es la del "empleado". Este busca seguridad laboral y ascenso social, cuya labor comúnmente oscila en la ejecución o en la administración, es el comunicador por excelencia. La segunda es la del "investigador" que identifica su trabajo con la crítica, el análisis y la docencia. La siguiente es la de "promotor", que fácilmente se puede encontrar en instituciones públicas o en organizaciones que alienten a la participación comunitaria. La última es la del "artista o creador" que busca autonomía de su trabajo y que se identifica con el diseño, la experimentación y la producción innovadora.
Es indispensable que el comunicador tenga empatía con su público no sólo para saber qué quieren ver y escuchar, ya que existe una gran demanda social por un comunicador que tenga la valentía de llevar a cabo su labor, que en ocasiones puede resultar paradójica--deben de alentar a la gente a que busque sus propias fuentes de información y no sólo lo sigan a él como único poseedor de la verdad-, por lo que debe incentivar al público a que adquiera una actitud crítica y construya su propia opinión. Visto desde esta óptica, el comunicador destruye su propia ocupación. Esencialmente, deja atrás el rótulo de comunicador y se convierte en un auténtico comunicólogo-mediador, quien no deja de ser una especie de educador, por lo que debe de introducir el análisis en sus públicos para que estos tengan una memoria histórica y así día con día se vaya construyendo el futuro en común.
En conclusión, hay dos tipos de profesionales de la comunicación: los comunicadores y los comunicólogos. Los primeros hacen las cosas, los segundos saben el por qué de las cosas, las hacen con conocimiento de causa y buscan modificar a la sociedad. Ya bien lo decía el poeta inglés Alfred Tennyson: "El conocimiento viene, la sabiduría se queda.
L.C.C. Miguel Eugenio Mora Pérez
Publicado Originalmente en Periodico Imagen de Veracruz 2 de Agosto del 2010
Los medios masivos de comunicación toman aspectos de la realidad y la recrean, son un espejo medianamente fiel de lo que acontece en la cotidianidad de la vida. Esta capacidad creadora los ha hecho participes de diversas controversias desde la aparición de la antigua imprenta, ya que siempre se presentará una visión fragmentada de la realidad. Recordemos que al estar presente la voluntad de un creador (camarógrafo, escritor, o lo que sea), se van a ir seleccionando aspectos de la vida real según el creador lo considere pertinente. Estos motivos pueden responder a diversas cuestiones como preferencias, ideología personal o conceptos de mercado. Esta situación tal vez sea la que pone entre dicho la labor de estos profesionistas.
Actualmente existe una "desprofesionalización del oficio" ya que como el objeto de estudio de las ciencias de la comunicación está tan casado con la tecnología, el aumento de los aparatos electrónicos y la necesidad de gente que los sepa manejar, ha hecho que el comunicólogo se vuelva más bien un operador de máquinas, "es sencillamente un comunicador" así lo considera Roberto Follari, estudioso de la comunicación.
A decir verdad, se pretende que el comunicólogo sea el científico de la comunicación social, que su labor vaya más allá de la operativa de redactar un texto o dirigir un documental, para constituirse en un investigador del discurso y de los procesos comunicacionales.
Existen cuatro ideologías que predominan en las escuelas de comunicación, la primera es la del "empleado". Este busca seguridad laboral y ascenso social, cuya labor comúnmente oscila en la ejecución o en la administración, es el comunicador por excelencia. La segunda es la del "investigador" que identifica su trabajo con la crítica, el análisis y la docencia. La siguiente es la de "promotor", que fácilmente se puede encontrar en instituciones públicas o en organizaciones que alienten a la participación comunitaria. La última es la del "artista o creador" que busca autonomía de su trabajo y que se identifica con el diseño, la experimentación y la producción innovadora.
Es indispensable que el comunicador tenga empatía con su público no sólo para saber qué quieren ver y escuchar, ya que existe una gran demanda social por un comunicador que tenga la valentía de llevar a cabo su labor, que en ocasiones puede resultar paradójica--deben de alentar a la gente a que busque sus propias fuentes de información y no sólo lo sigan a él como único poseedor de la verdad-, por lo que debe incentivar al público a que adquiera una actitud crítica y construya su propia opinión. Visto desde esta óptica, el comunicador destruye su propia ocupación. Esencialmente, deja atrás el rótulo de comunicador y se convierte en un auténtico comunicólogo-mediador, quien no deja de ser una especie de educador, por lo que debe de introducir el análisis en sus públicos para que estos tengan una memoria histórica y así día con día se vaya construyendo el futuro en común.
En conclusión, hay dos tipos de profesionales de la comunicación: los comunicadores y los comunicólogos. Los primeros hacen las cosas, los segundos saben el por qué de las cosas, las hacen con conocimiento de causa y buscan modificar a la sociedad. Ya bien lo decía el poeta inglés Alfred Tennyson: "El conocimiento viene, la sabiduría se queda.
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